31.5.07

El muy peligroso Johny Muñonez




Al fin un comentario!!!! Al fin un rastro de vida arrastrándose, cual bacteria agonizante por el planeta desierto de mi ciberterruño. Y sin embargo… ¡¡¡Qué terrible decepción!!! Porque el primer comentario de mi blog ha sido precisamente del inefable Johny Muñonez (en adelante J. Muñonez o Johny M. o incluso pequeño John M.). Puede que quienes lean el comentario de Muñonez con ojos inocentes no encuentren en él nada de escandaloso. Conviene informar -insisto, para quienes no lo sepan, que no serán demasiados- que el inefable J.M (foto de la derecha, caracterizado como Dalton Trumbo durante una conferencia en la universidad de Cornell) es un taimado y conocido conspirador de la vida literaria madrileña. Entre sus deshonrosas actividades, se cuentan barbaridades repugnantes de todo tipo. Este mismo año, J. intentó colarse en la ceremonia de los premios Cervantes y recoger (lease, hurtar) el premio del buen Gamoneda. Habría tenido suerte su artimaña de no haber sido descubierto por un hábil empleado que observó, muy acertadamente, que Gamoneda jamás se habría presentado vistiendo pantalones de camuflaje.Muñonez consiguió escapar de la entrega deslizando hábilmente sus casi dos metros de altura entre la multitud. Ya en la puerta pudo huir de los controles policiales tomando a Sanchez Dragó como rehén, quien por su parte logró la muy memorable hazaña de superar el secuestro, la persecución policial y un viaje de cinco horas encerrado en el maletero de un 2cv seminuevo sin derramar ni una sola gota de su vaso de whisky.

Creo que esta anécdota basta para ilustrar la catadura moral de este individuo. Lo que hemos contado no es ni la peor, ni la más significativa de sus villanías. Tamoco fue la primera, ni ha sido la última, pues su más reciente sirvengüencería ha sido el ataque brutal, aunque a la vez sibilino que ha llevado a cabo en mi propio blog.

Para quienes no lo hayan leído todavía -que serán pocos- les diré que el infame J.M termina su venenoso comentario con un "¡Estamos tan faltos de blogeadores competentes!" que a ojos de cualquiera, mínimamente al corriente del mundo literario madrileño, sólo puede interpretarse como un ataque directo a mi buen amigo, el Dr Malarrama (a la izquierda, disfrazado de bodegón). Excelente conocedor del mundo barroco e incansable investigador de nuevos y potentísimos combinados.

Desde aquí sólo puedo mostrar mi más enérgico rechazo a las prácticas del repudiado Muñonez, y lamentar que, precísamente, mi ya muy maltratado blog, haya servido de espacio para otra de sus triquiñuelas.

24.5.07

Saludo

Ahora que está a punto de empezar un nuevo ciclo electoral, es el momento de escribir las primeras líneas de este blog. Este blog que nace, pero que ya ha muerto antes, y que sólo por eso ya merece, amigos míos, un cierto respeto. Este blog ha sabido morirse, tiempo atrás, de una muerte noble, este blog ha sabido morir un día de hambre y soledad, que es una muerte más o menos digna y casi elegante, aunque sin duda alguna resulta del todo desaconsejable para aquellos que pretendan hacer carrera en el mundo de los libros de autoayuda.
En su primera vida este blog hablaba del metro. De lo fascinante, enervante, humillante, mordicante, exacerbante y vesicante que puede llegar en una ciudad de azucar como madrid, donde bastan unas pocas gotas de lluvia para que todo falle. Este blog, o ese blog, terminó con el record absoluto de visitas de un blog en internet. Ni una sola. Una marca que me valió un merecidísimo reconocimiento público por parte de un grupo de entomólogos ancianos que me entregaron una placa dorada en la que se leía "Y sin embargo se mueve" y que se mostraban extrañamente entusiasmados cada vez que lograba llevarme la taza de café a la boca en menos de tres intentos.
Este blog nace, o renace como una venganza o como un recuerdo. Aún no lo he decidido. Es curioso, porque uno puede recordar una venganza y vengar un recuerdo (quizá es lo único que se puede vengar) pero no puede ser al tiempo venganza y recuerdo. La venganza tiende al futuro (tiene un parentesco extraño con la esperanza) y el recuerdo al pasado (tiene algo que ver con las diapositivas) y por eso no pueden coexistir, al menos no sin dejar de ser, como somos, un recuerdo pequeñito que intenta escribir por primera vez.